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Mostrando entradas de mayo, 2021

Vida a vida.

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     Si he pasado por sobre infiernos y mi alma ha quedado viva, sé que me convertiré en todo aquello que he soñado.   Si la vida es un camino infinito, si juega sin vacíos entre el tiempo y el espacio, me transformo en un gorrión que danza al compás de las ramas y las hojas mecidas por el viento.    Soy ligera, soy libre, lato por mí misma.   Decido mi camino y quiero verlo todo, con mis ojos y a través de tus ojos.    Deseo existir en ti, permanecer tanto en la calma como en la profundidad que alcanza la luz sobre las tinieblas.   Soy consciente del pasado y desconozco el futuro. Vida a vida, en un cielo o en otro, sea cual sea el destino, elijo este momento con los ojos bien abiertos.   Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Paciencia.

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    Eres mucho de lo que no soy, un lado distinto, otra mirada sobre el mundo del que deseo aprender.    Y ante ti confieso cierto temor. En algún lugar dejé guardada mi calma y los días han sido revueltos. He sido caos, descontrol, insomnio y pensamientos al azar que no siempre me han permitido regresar con prontitud a mi centro.   Eres un alma en eterno movimiento y, si me lo pidieras, en este momento no podría seguirte con estas alas que recién he vuelto a unir con cera.   Necesito de mi silencio, de paciencia.    Mis pasos recobrarán el rumbo y mi espíritu te mostrará la pasión que oculto entre líneas.    Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Fara.

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    Tuve un sueño con Fara. Ella, hecha una bolita de algodón, se encontraba acurrucada junto a mí en el sillón mientras yo veía una película.    Tal es la naturaleza ilógica de los sueños que recuerdo haber mirado a Fara totalmente tranquila, dormida y tibia junto a mí. Recuerdo que en mi sueño me pregunté si ella era feliz en ese momento.   Muchas veces, casi a diario, la recuerdo. Son siete años sin ella y aún así aparece en la plática de sobremesa mientras rememoro todo aquello que la hacía única para mí.   Me pregunto si se sintió amada, si disfrutó de la vida que le ofrecí. No sé si ella guardó en su memoria el día que llegó a esta casa, pequeñita, metida en un bolso.    Cuando me ausentaba me recibía dándome lengüetazos mientras movía frenéticamente la colita. Luego, corría por toda la casa y el jardín hasta casi perder el aliento.   Recuerdo muchas cosas de ella, lo mucho que disfrutaba la lluvia y que le gustaban los ventarrones de f...

Caleidoscopio.

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    Me gusta esta época del año en la que el sol se posa sobre las campanas de viento cada atardecer. Sus rayos entran por la ventana y forman patrones de luz de colores al azar. Danzan sobre las baldosas y dibujan constelaciones en las paredes.    La luz reflejada se convierte en un caleidoscopio que muestra toda clase de figuras caprichosas, irrepetibles y cuya belleza efímera llena la habitación de alegría.   La magia ocurre en estas tardes de sol. Texto y fotografía: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Violencia.

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  No hace mucho leí que siete de cada diez mujeres han sufrido algún tipo de violencia en su vida.   Comenzaré diciendo que mi historia puede, o no, ser parecida a la de muchas personas.    No me enorgullece confesar que he pasado tanto por abuso físico, económico, emocional y sexual.   La acumulación de abusos, de sentimientos equivocados y el sufrir un episodio brutal de violencia fue lo que me llevó a un estado profundo de depresión.    No ahondaré mucho en esa pesadilla, solamente diré que las heridas en la piel se volvieron cicatrices y los moretones se fueron con las semanas, pero confieso que la sensación de miedo y vulnerabilidad se quedó mucho tiempo atrapada entre mi mente y mi piel.   Casi nunca se habla de lo que es salir de una relación de maltrato. Las personas que corremos con más suerte vivimos para contarlo y aprendemos de la experiencia.   "Salir" es un acto de fortaleza pero, lo que viene después, la tarea de reconstrucción...

Despertar.

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    El amanecer golpea de lleno el cristal de la ventana. Los primeros rayos del sol se cuelan a través de la persiana a medio cerrar.   Hace falta más de un esfuerzo para sacudirse la pereza. Abandonar la tibieza de las sábanas y la comodidad de las almohadas no es tarea fácil.   Junto a mí, aún navegando entre sueños, noto tu gesto apacible. Nada, ni siquiera el ruido de la ciudad que despierta, perturba tu descanso.    Mis horas de sueño siguen siendo irregulares, no es raro que antes del amanecer abandone el lecho con tal sutileza que apenas llegas a moverte un poco.    Tu cuerpo, tan amado como el mío, yace tranquilo, ajeno a lo mundano, habitando su propio paraíso.   Al despertar me dirás que has olvidado lo que soñaste, que todo ello te fue confiscado en la frontera entre lo onírico y la realidad.    No importa que no recuerdes o que tu respuesta cada mañana sea la misma de los últimos doce años. Los rituales también tienen s...

Reunión.

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    La noche llegó casi sin darnos cuenta, reunidos alrededor de la mesa, riendo y charlando. Nos sabemos afortunados por compartir tranquilamente, en salud, la comida y la bebida.   Me gustan las historias que se cuentan entre amigos, las distintas voces de una misma anécdota y las sonrisas dibujadas inconscientemente en los rostros. Y aprecio, por sobre todo, ese tiempo que construye algo, un recuerdo, algo significativo de lo que hablaremos con alegría en días venideros.   Me hechiza escuchar esas otras historias y visiones sobre el mundo. Me encuentro envuelta en esa otra mirada, en sus paisajes, en las similitudes del lenguaje, en la cultura e identidad compartidas.   Y en esa unión derivada del encuentro, brindo al descubrir que me siento menos extranjera.    Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Presente.

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    Después de haberme cansado de mirar los sueños del pasado, mi mente comprendió que necesita estar en el presente. Soy honesta al decir que me asomo al pasado para tomar de él la experiencia y recordar la sabiduría que me han dejado los años.   Si pudiera, tendría el corazón y la mente atados al mismo tiempo y dejaría que el anhelo creciera entre ambos.    Admito, de paso, que a veces me distraigo transitando en el pasado y soñando en el futuro con una mirada de esperanza.   Y ahora, desde el presente, declaro que no todo tiempo pasado fue mejor y que acepto que no todos los días que vendrán serán luminosos. ¿Soy realista? ¿Negativa? Quizá soy un poco de ambas dependiendo del lado que se mire de la moneda.    Probablemente pensarás que en mi historia he derrochado sueños, que he desperdiciado mis días en cosas y personas banales. ¿Pero qué sería de mí si renunciara a todas esas historias que también han marcado mi camino?    En la par...

Un nuevo comienzo.

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    Mi cuerpo experimenta un sentimiento desconocido. Estoy entre la espera y el deseo. No hay temor.   Mis pensamientos se ven interrumpidos por el nulo silencio que existe en los aeropuertos. Siempre me han parecido un mundo aparte, un sitio cosmopolita conformado por personas de distintos lugares y cuyas historias son únicas. Gente decidida a escapar buscando ver otro lado del cielo, gente que va por vez primera, personas que caminan en automático acostumbrados al trasiego, hombres y mujeres de negocios, familias enteras. Personas con cientos de sueños y universos.   No importa el cansancio reflejado en mis ojos ni los nervios que mantengo atados.   Me dejo llevar, poco a poco me voy acostumbrando al ritmo y al sonido de otro lugar.    No sé si en mi rostro se refleja la espera, la decisión de atravesar el mar y miles de kilómetros, horas y horas para llegar justo a este momento.    Hay mucho que quisiera decir sobre los que estamos presen...