Presente.
Después de haberme cansado de mirar los sueños del pasado, mi mente comprendió que necesita estar en el presente. Soy honesta al decir que me asomo al pasado para tomar de él la experiencia y recordar la sabiduría que me han dejado los años.
Si pudiera, tendría el corazón y la mente atados al mismo tiempo y dejaría que el anhelo creciera entre ambos.
Admito, de paso, que a veces me distraigo transitando en el pasado y soñando en el futuro con una mirada de esperanza.
Y ahora, desde el presente, declaro que no todo tiempo pasado fue mejor y que acepto que no todos los días que vendrán serán luminosos. ¿Soy realista? ¿Negativa? Quizá soy un poco de ambas dependiendo del lado que se mire de la moneda.
Probablemente pensarás que en mi historia he derrochado sueños, que he desperdiciado mis días en cosas y personas banales. ¿Pero qué sería de mí si renunciara a todas esas historias que también han marcado mi camino?
En la paradoja que encierra el tiempo, todos esos días pasados son los que me han traído a esta vida contigo.
Texto: Kena Rosas.
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