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Mostrando entradas de marzo, 2021

Conjugación.

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    Puedo escuchar el sonido de los segundos transcurriendo.    Yo no hablo.    Tú no hablas.   Nosotros hemos perdido el rumbo.    No encontramos la señal que indique que aún es posible romper el silencio que acumulamos.   Somos unos extraños conviviendo entre muros que alguna vez guardaron una vida de días claros.    Tú me miras.   Yo esquivo.   Nosotros ya no existimos. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Travesía.

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    Mi corazón, aquí y allá, se viste con su traje de esperanza y tu amanecer me regala una sonrisa.   Soy viaje. Mi alma no conoce límites y, justo ahora, no pretende quedarse quieta. Ella, libre, desea ir junto a ti. Cruzará el cielo y el océano, atravesará de manera silenciosa el umbral de la puerta principal, danzará en el pequeño salón apenas iluminado por rayos anaranjados. Después, discretamente, irá a tu pieza para habitar el lugar que le has entregado.    Esta alma viajera sabe, desde hace mucho, que pertenece a tu lado izquierdo. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Vigilia.

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    Por favor léeme en voz muy baja, que mis pensamientos descansan.   Sueño con ese mundo que nos espera, en donde el sol comienza a filtrarse por las persianas.   Nace el día, cuidas mi sueño en tu vigilia.   Voy llegando a ti, poco a poco.    Veremos el sol, viviremos la luna.   Estaré ahí y crearemos el primero de muchos días donde las palabras serán mudas. Podré recorrerte sin prisas, sin espera, sin premura.   Estaré ahí y el reloj, por fin, marcará la misma hora. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Señales I.

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    Ignoro si hay un destino dibujado previamente sobre las palmas de las manos o alineado cuidadosamente en las estrellas.   Me gusta la practicidad de lo racional y dejar la fantasía para los sueños que se transforman en cuentos e historias.   Mi problema es que aparece la duda y todo sentido común se desvanece.    Yo no puedo explicar "las señales" ni las pequeñas acciones que parecen disfrazadas como coincidencias.    He perdido la capacidad de traducir el cruce de momentos y lugares que ocurren en el instante correcto.   ¿Hay alguien que posee todas las respuestas?     Ya no puedo, no quiero, negar o afirmar que existe un designio hilado perfectamente en el tiempo. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Ostara.

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    Ostara prefiere vivir en los bosques, disfruta mantenerse cerca de los riachuelos y hablando con cada ser con el que comparte ese hogar. Sean muy jóvenes o con años a cuestas, siempre ha tenido oídos para ellos y recuerda sus nombres.   Ella ha sido testigo del eterno ciclo de la vida y la muerte, del cambio de estaciones, de cada sol y cada luna desde que tiene memoria. Lo ordinario y la extravagancia de la Naturaleza no han dejado de maravillarla. Espera con anhelo la llegada de cada primavera pues es el inicio y renacimiento de todo: de las plantas, de los brotes, de las flores, de los habitantes del bosque. Para ella, la primavera siempre estará ligada a la fertilidad.   Con los años, a los pasos de Ostara comenzaron a unirse niños, pequeños que por alguna causa quedaron perdidos entre el laberinto interminable de árboles y no pudieron encontrar el regreso a su hogar. Si se presta atención, cuando se visita algún bosque, a veces se escuchan las risas de esos ...

Do ut des.

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    No hay marcha atrás cuando se pretende transformar la frustración en argumento.    No existe la esperanza de reciprocidad.   La tristeza de los días posteriores a tu rechazo se transformó en desasosiego.   Entre la confusión y la pérdida, poco a poco, se desvaneció de mis ojos la mirada que tenía posada sobre ti.   Avancé, sin más opción, y casi logré liberarme de tu recuerdo.    Hasta hoy, te confieso, estaba en el olvido el timbre de tu voz.   No puedo, Evgeni, regresar el tiempo. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Muros.

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    No deseo apurar los instantes pretendiendo que el tiempo pasa a medida.   No quiero ser huracán, nudo o confusión.   Las tapias no me dejan ver los sicómoros de ramas frondosas. Sé que ese bosque existe pues escucho el canto de las aves. Disfruto del sonido del viento y de la lluvia repentina cuando se precipita sobre el suelo de hojas secas.   He comprendido que no tiene caso contar las lunas cuando lo importante es derribar mis muros para que no se conviertan en un laberinto de pasillos y torres interminables.   Exhausta, cierro los ojos al morir cada día. Duermo sabiendo que he cumplido la promesa de echar por tierra un fragmento más de mis paredes construidas.    Mi confianza, fortalecida, va trazando el camino que me espera en ese bosque anhelado.   Mi ventaja sobre el miedo es que los muros se vuelven más frágiles, cada vez son más pequeños.   Soy más libre cada día. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Incertidumbre.

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    La incertidumbre tiene muchas trampas. Teje hilos hechos de inquietud y es capaz de originar ideas que se alimentan de lo irracional.   No siempre recuerdo que la incertidumbre es una de esas cosas incontrolables. Ella existe porque sabe que solamente una parte diminuta del futuro puede anticiparse.    A veces olvido que no hay videncia ni guía exacta para encaminar los pasos. De los errores también está hecho el conocimiento, y el conocimiento vital es capaz de cambiar la perspectiva de quien mira.   Comprendo que soy responsable de las consecuencias de cada acto y de cada decisión. Sé que todo ello representa la mínima parte del futuro pues al resto se le espera con anhelo.    Poseo dudas, enfrento mi miedo lo mejor que puedo pero la incertidumbre se acomoda plácidamente a mi lado esta noche.   Sin más remedio, cedo ante ella, la abrazo a pesar de mi desconocimiento y mi resistencia.   Mi alma inquieta desea ser acunada con pacienc...

La profundidad de mis raíces.

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  Leer el cielo, el significado de las nubes, escuchar a la Naturaleza, el lenguaje de la luna. Todo ello es conocimiento que adquirí de las mujeres que me preceden, desde mi madre hasta mi bisabuela.   No poseo su sabiduría, si acaso una mínima parte de ella. La vida siempre va hacia adelante y dista de lo que, en su momento, vivieron todas esas mujeres de mi vida.   Parte de mi niñez transcurrió alejada de la ciudad, en paisajes verdes de árboles frondosos y campos relucientes, principalmente de plantíos de maíz y frijol.   La claridad del cielo nocturno y las estrellas es un recuerdo nítido en mi memoria. Quizá por eso me enamoré de la noche, de su calma y aprendí a escuchar los sonidos que, cuando se presta atención, también anuncian la existencia de vida.   Elijo la noche para escribir porque estoy más en contacto con mis sentidos. Ella representa para mí la tranquilidad lejos de las actividades del día, del trabajo, del barullo acumulado de voces, del tráf...

Lo escrito.

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    Me quedaré dormida, arrullada con el latir de tu corazón que, en este silencio, es mi canción de cuna favorita. Sé que, en cualquier otra circunstancia, el insomnio me tomaría entre sus brazos pero contigo estoy en casa.   Pertenezco a este universo particular en el que tú y yo vamos descubriendo lo que nuestros espíritus guardan, lo que las miradas dicen.    ¿Eres consciente, Fernan, de la luz y calma que generas?   Y aquí, en este momento, comprendo que todas mis murallas han caído. Ya no existen fronteras ni armaduras forjadas que me impidan entregarte lo mejor de mí.    Sabemos que no podemos abandonar completamente nuestras espinas porque en el equilibrio también hay dualidad. Llevamos la ventaja de sabernos imperfectos, no ignoramos la inexistencia de manuales que descifren la vida en su inmensidad.   En este camino que vamos sembrando,  abrazo junto a ti lo que, más allá de las palabras, tenemos escrito.   Escrito en pens...