Olvido.
Ya no recuerdo tu voz, no tengo referencia de su tono, no recuerdo su sonido.
Olvidé la textura de tu piel, ya no recuerdo el lugar exacto del lunar en tu espalda.
Pero recuerdo los besos con sabor a café, las historias de tu infancia, el puente al lado de la fuente del parque, la forma en la que entrecierras los ojos cuando tu risa se convierte en una gran carcajada.
Recuerdo tu mirada, la serenidad de tu rostro y la forma en que te despediste la última vez que nos encontramos.
No sé si recuerdo lo banal, no sé si recuerdo lo importante.
Mi memoria hoy parece ensombrecida.
No he olvidado esos días contigo donde no hacía falta un "siempre", donde nunca nos hizo falta un "jamás".
Texto: Kena Rosas.
©Todos los derechos reservados.
Definitivamente tua poesia tem estado melancólica, parece-me que este è o teu momento de perceber as ausências e editar saudades. Gostei
ResponderEliminarObrigado por suas palavras e por visitar meu blog. Tenha uma boa semana.
EliminarLa memoría siempre es selectiva, pero más cuando se trata de gestionar ausencias que todavía nos importan.
ResponderEliminarEl amor no debería acotarse ni con "un para siempre" ni con "jamases" de ningún tipo. Mejor vivir el amor en el momento que pasa por nuestras vidas sin más.
Te envío un abrazo, Kena, mientras de vez en cuando me paso a leerte con placer.
Mi querida, Tesa, gracias por pasar al blog. También pienso que el amor debe ser sinónimo de bienestar y crecimiento mutuo. Sin cortar las alas y apostar por construir con la persona amada. Me gustan los amores luminosos, esos que hacen mirar la vida de una forma distinta, mejor. De vez en cuando me conecto con la melancolía y con el recuerdo que es también motivo de inspiración.
EliminarTe dejo un beso enorme.