La fragilidad de los recuerdos.
No es la primera vez que Fabio me ayuda a llenar espacios vacíos en mi memoria. Hay ciertos eventos en mi vida cuyas lagunas a veces son más profundas de lo que me parecen en un principio.
Los médicos dicen que hay ocasiones en las que la mente se protege de algunos recuerdos desarrollando una especie de memoria selectiva que puede confundir fechas o lugares.
Fabio siempre es muy paciente cuando le pregunto sobre hechos que me resultan extraños o un poco distintos conforme los voy recordando. Supongo que entre la niebla en la memoria y la percepción hay un punto en el que los recuerdos parecen piezas que no encajan.
Hay veces en las que no recuerdo con exactitud porque una pequeña parte de mí se quedó rezagada en un momento que hoy puede parecer tan ajeno como lejano.
Si algo he aprendido en estas semanas de silencio es que pese a la pérdida hay rompecabezas que funcionan aunque luzcan incompletos.
No me resigno aunque existan días en los que la oscuridad me llena a ratos.
Sí, es posible llenar el vacío de las piezas faltantes porque aún en el extravío he aprendido a resignificar.
Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.
Imagen con finalidad ilustrativa, los derechos pertenecen a su respectivo autor.
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