Evidencias.

 


  ¿Existe un límite para los sueños? 

  No poseo todo el conocimiento que me gustaría tener, pero he aprendido a dejar de pensar en el pasado. Si hoy recurro a él es porque traigo a la mente aquellos momentos de gozo que me han traído felicidad.

  Me mantengo en movimiento, ya sea por andar propio o llevada por la marea cuando creo que he perdido el rumbo. Sea como sea, la realidad me obliga a aceptar las consecuencias de mis decisiones. No siempre he tomado las mejores, pero tampoco puedo decir que me han gobernado las peores.

  Justo en medio de la realidad y su peso, encuentro algunos oasis de levedad en los que me permito soñar sin ataduras.

  Sueño en presente y recurro al pasado para hallar pequeñas señales que son la evidencia de un propósito mayor. Sueño incluso en medio del caos más aleatorio.

  Me permito soñar entre lo deseado y lo obtenido mientras pinto mis cielos en libertad.


Texto: Kena Rosas.

©Todos los derechos reservados.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El segundo ciclo.

Soles.

Lo eterno.