La belleza de lo cotidiano.

 


  El sol es frío en invierno. Quiero permanecer un poco más en la tibieza, alargar el momento antes de echar a un lado las sábanas para levantarme y buscar un suéter que evite que tiemble de frío.

  Preparo café y lo bebo mientras paso algunos minutos entre lo vivido, lo soñado y lo deseado.

  He creado un pequeño huerto en el jardín que riego antes de salir a correr con Matilda. He plantado tomates, lechugas y coles que han comenzado a echar brotes.

  Matilda siempre mueve frenéticamente la cola cuando tomo la correa y la sujeto a su collar.

  Prefiero los paseos matutinos a los nocturnos pues me gusta salir cuando la mayoría de las personas aún están en casa.

  Al volver quito las hojas de la entrada, limpio las gotas de agua cuando termino la ducha y después aprovecho el sol para lavar ropa.

  He hecho cosas nuevas los últimos meses. He tomado clases de baile en línea, aprendí a hornear tartas y sobre la mesa de noche me esperan libros por leer.

  El día pasa entre rituales y rutinas, entre horarios y pendientes que quedan en espera hasta la siguiente jornada.

  Me gusta servirme un poco de fruta en mi tazón preferido, siempre tomo la cena en el sofá de la estancia. Veo un capítulo de la serie que me ha enganchado mientras Matilda duerme a mi lado y yo tomo la última taza de café del día.

  Da la impresión de que el tiempo me limita y las obligaciones me consumen. Quizá debería ser más aventurera, recorrer el mundo con una mochila al hombro o tomar riesgos sin pensar mucho en las consecuencias, pero yo no actúo de esa manera.

  Probablemente mi vida sea aburrida, pero en mi interior agradezco la calma que habita en todas esas pequeñas cosas que parecen insignificantes o cotidianas.


Texto: Kena Rosas.

©Todos los derechos reservados.

Comentarios

  1. Ya es una delicia leerte, los que haceres cotidianos revestidos de tus letras si que son una aventura, me encanta dejarme llevar por la magia que transmite la realidad y la sencillez de cantadas en tus versos, tu sensibilidad y esa manera tan real de describir los días me contagia de deseos de escribir así, con esa luminosidad tranquila y sencilla de los días.
    Muy hermoso relato, está lleno de poesía...

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