El primer ciclo.

 


  En la primera noche de otoño la temperatura ha bajado. Es tiempo de té de canela y pan de naranja con cardamomo.

  Las hojas aún tardarán en caer, pero voy disfrutando de esta estación que poco a poco irá tomando posesión de los días.

  Por la mañana reí como hacía tiempo no lo hacía, corrí escondiéndome de Molly que ladraba y también corría en libertad. La claridad del cielo solamente estaba acompañando por algunas nubes que ya no traen tormentas.

  El viento ha mecido los árboles desde muy temprano y me maravillé al escuchar el sonido de unos polluelos de gorrión llamando a sus padres desde el nido.

  La naturaleza habla, se expresa en cada momento entre lo asombroso de su viveza.

  Aquí, de noche, recuerdo que hace unos días celebré el primer año del inicio de este blog.

  La labor de escribir (contar anécdotas, imaginar y revelar pensamientos guardados en voz baja), me ha permitido una apertura sincera a lo que soy y me conforma.

  A grandes rasgos, mis Días silenciosos están llenos de textos de esperanza, amor y espera. 

  Escribir es placer, es vivir y dejar que las ideas vayan libres y encuentren su camino.

  Soy una mujer afortunada.

  Hoy ha sido un buen día.


Texto: Kena Rosas.

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