Quemar las naves.

 


  Estoy cansada de pagar por aquello que yo no he roto.

  La historia de aquellas relaciones que resultaron mal te hicieron aprender lecciones pero yo pago las consecuencias.

  Parece que no volverás a confiar, no importa que demuestre mil y una veces que soy distinta a las personas de tu pasado.

  No me gustan los corazones cobardes, Evgeni, atados con cadenas y siete candados con el pretexto de que la experiencia dicta y manda que todos estamos hechos bajo un mismo molde. 

  No soporto las almas que no se entregan, que ya no confían porque algo se ha muerto en ellas.

  Ya no me detendré, no me lastimaré en la espera.

  A veces, en mi frustración, quisiera ser como tú. Enjaular mi corazón y dejarlo asomarse solamente bajo ciertas circunstancias. No detenerme aunque hiera a terceros que no lo merecen.

  Evgeni, ya no puedo. No me perderé amando, nada hará que vuelva a perder mi camino intentando comprenderte. 



Texto: Kena Rosas.

©Todos los derechos reservados.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El segundo ciclo.

Soles.

Lo eterno.