Pequeñeces.
Casi siempre guardo silencio cuando, como revelación, encuentro una forma distinta de apreciar las cosas.
Así tomó posesión la noche, en calma.
Me conmueven mis sentimientos más dulces, casi pueriles, donde el amor es fuerza creadora. Dicen que soy ingenua porque no comprendo la complejidad de la vida, las dobles intenciones o la maldad que reside en ciertas personas.
Puede que sea verdad pues prefiero quedarme con las cosas pequeñas como el sol y el viento, la lluvia y la naturaleza. Me gusta escuchar otras voces, reunirme alrededor de una mesa donde puedo respirar paz, disfrutar en salud y donde agradezco que hay de comer y de beber.
Me gusta aprender y apreciar tu vida.
Aunque mis ojos a veces sean diluvio, aunque no me comprendas, sigo construyendo algo significativo, profundo, algo que vale la pena la espera.
De manera sutil, seguimos el mismo camino enriquecido con otra cultura y otra visión.
Y en esos otros ojos hay palabras, colores e ideas. ¿Tú también lo sientes?
No sé si es mi naturaleza, mi corazón encarnado o alguna fuerza de volundad compartida que nos guía.
Quizá me equivoco, quizá la esperanza asume. Quizá no me he dado cuenta de que mi alma desea permanecer, creer y dejar de ser errante.
Texto: Kena Rosas.
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