Destemplanza.

 


  Ya lo ves, estoy ahí. Mi cuerpo permanece en este espacio limitado por paredes mientras mi espíritu se ha escapado y se encuentra en otra parte, lejos.

  El viento del Cantábrico hace hablar al mar. Percibo el frío al escuchar el ir y venir de las olas. Ellas son un murmullo que se convierte en melodía, una canción de cuna yendo al compás de un corazón que no es el mío.

  Esos latidos me guían, me llevan, son mis ojos, mis pasos y mi brújula ante lo incierto.

  Te quiero en la vigilia tanto como te deseo mis sueños.

   Me nace una sonrisa al saberte cerca mientras mi espíritu vaga a deshora. Sonrío porque a veces deseo controlarlo todo y me doy cuenta que estoy en medio de un camino nuevo.



Texto: Kena Rosas.

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