San Petersburgo.





  El Báltico no pierde su luz pero la sombra que cae sobre San Petersburgo es pesada. 
  
  Quizá es porque tu voz va perdiendo nitidez y cada día anuncia que el final de esta historia es inevitable.

  Si el amor y el deseo son tan valiosos, ¿cómo nos permitimos extraviarlos en cada noche blanca?

  Tu presencia, Evgeni, se escapa como agua entre mis manos.

  Y en esta ciudad, sin encontrar otra solución, entierro uno de mis sueños más preciados.

  San Petersburgo me sigue recordando a ti.



Texto: Kena Rosas.

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