Descenso.
Con el aprendizaje que traen los años he comprendido que el desarrollo interno, el desarrollo del alma, no se trata de recorrer una sola vez el camino hacia mis infiernos.
Hay noches en las que desciendo a mi interior para descubrir y eliminar el ruido de pensamientos pasados.
Entre las inseguridades y temores, doy caza a los demonios que pretenden atarme y sembrar dudas. Destierro monstruos y fantasmas hechos de ideas aprendidas y alimentadas de prejuicios heredados.
Y fortalecida, con la claridad que otorga la libertad en la mente, regreso a tierra firme. Respiro y vivo, observo con ojos nuevos, agradecida por la luz recibida que me muestra el camino hacia la superficie.
Texto: Kena Rosas.
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