Libertad.

 



  No es cuestión de romanticismo, lo sé, porque en mi vida siempre tengo de sobra. 

  Me contradigo al alejarme de las ensoñaciones que hechizan mientras camino confiando en el instinto. 

  Sigo la brújula que es corazón.
  
  Sueño en presente, esperando en futuro y, al mismo tiempo, contemplando las huellas que han dejando mis pasos como historia. 

  Cada decisión tomada es parte de mí. Todo es posible y mejor en este punto que me muestra la experiencia de lo vivido y las posibilidades que ofrece la falta de certeza.

  Para bien o para mal, abrazar la incertidumbre me ha enseñado que todo se trata de mantener la esperanza. 

  Hoy aprendí que la moneda puede estar en el aire pero a la balanza de la vida no le importa mucho el azar. Todo es movimiento y aprendizaje. 

  Vamos en un camino plagado de señales que hablan con claridad a quienes están dispuestos a escuchar.


Texto: Kena Rosas.

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