Sombras.



  No es la primera vez que siento tu recuerdo pegado como una sombra. Me acompaña, silencioso, a lo largo del día y desea dormir junto a mí haciéndose espacio en mi cama.

  Estás ahí, como el eco de lo que mi memoria guarda en una acumulación de días, fechas, números, palabras y vivencias que te niegas a dejar ir.

  Evgeni, ¿de verdad no lo sabes? Nos hemos reducido a ecos, ilusiones perdidas y recuerdos.

  Somos la memoria de lo que fuimos y no pudimos llegar a ser.


Texto: Kena Rosas.

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