La sabiduría de los gorriones.


  El otoño es mi estación favorita y octubre es el mes que espero con más ilusión cada año. No sé si sea por sus lunas o porque en ese mes ocurre verdadera magia.

  En octubre las hojas comienzan a caer indicando que el ciclo de la vida continúa y que será en primavera cuando regresen las hojas verdes. 

  Otoño es la estación del año en que se levantan las cosechas de maíz y frijol, ambos profundamente representativos de nuestra cultura y herencia prehispánica.

  Con octubre también comienza a llegar el frío como un pequeño adelanto de lo que nos espera en invierno. Y es en este mes cuando los gorriones, poco a poco, abandonan la ciudad.

  La fauna urbana no deja de sorprenderme. No me gustan las aves que permanecen enjauladas. Disfruto de la presencia y libertad de tortolitas, golondrinas, palomas, colibríes y, por supuesto, de los gorriones que alegran las mañanas con su canto.

  La Naturaleza demuestra su poder al crear vida en medio de una ciudad hecha de caos, concreto y contaminación. Encontrar aves que se han adaptado a la ciudad y sus habitantes parece un milagro.

  Cada año, los gorriones llegan poco antes de la primavera y abandonan la ciudad con el descenso de la temperatura en los días otoñales. Es el frío lo que los hace buscar sitios más tibios para sobrevivir al invierno y regresar en primavera.

  Sé que su migración es una cuestión de instinto heredado de generación en generación. Sí, lo sé, pero yo prefiero verla como parte de la sabiduría de los gorriones.

  Esas pequeñas aves, de apenas unos gramos de peso pero de alas fuertes, me hacen pensar que los seres humanos somos animales en desventaja.

  A pesar de la tecnología, de los avances científicos, de los descubrimientos en medicina, de la maravilla expresada en las artes y de cualquier genialidad humana, hemos dejado de escuchar a la Naturaleza. No sabemos descifrar sus palabras y conflictuamos severamente a nuestra mente y a nuestro corazón.

  Quizá, observando más a los gorriones, se aprendería un poco de la sabiduría ancestral que les ha sido otorgada. Quizá, al estar más cerca de la Naturaleza, llegaría la paz tan anhelada en días tan dispares como revueltos.

  ¡Quiero ser como los gorriones!

  Deseo que mi corazón se convierta en una de esas aves para que permanezca en un lugar tibio, vuele en libertad y elija quedarse donde encuentre alimento. Con mi corazón hecho gorrión, huiría del frío, del peligro y del caos. Huiría de la escasez. Huiría de las almas que, en el amor, solamente arrojan migajas.

  Y así, con una parte de mí hecha ave, recorrería el cielo con la mente despierta, volaría sin miedos y sin dudas.

  Volaría, libre, con el corazón completo y el alma tranquila.



Texto: Kena Rosas.

©Todos los derechos reservados.

Comentarios

  1. 👏👏👏 Se siente libertad en este relato.

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    1. Me gustó mucho esa fotografía de la pareja de gorriones. Desconozco al autor pero es una imagen maravillosa. Gracias por visitar el blog. 💕

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  3. Kena, leyendo tu lindo relato, me vino a la cabeza una canción se Serrat que a mí me gusta mucho y creo que a ti también te va a gustar. "Como un gorrión" por si no la conoces...

    Es menuda como mo un soplo
    y tiene el pelo marrón
    y un aire entre tierno y triste
    como un gorrión.

    Le gusta andar por las ramas
    ir de balcón en balcón
    sin que nadie le eche mano
    como un gorrión...

    Compartimos el gusto por el otoño, también es mi estación favorita, por las aves en libertad, por la Naturaleza, por la Luna...

    Siempre digo que me gusta volar..., pero si perder el mundo de vista, volar bajito, como un gorrión.

    Un abrazo,

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    1. No conocía la canción, es hermosa. Muchas gracias, Tesa, te envío un abrazo enorme desde este lado de la pantalla.

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  4. Me encanta el otoño Kena y lo disfruto. Ojala pudieramos ser como esos gorriones. Mientras nos conformamos con pasear la laturaleza.
    Me llevo tu enlace.
    Buen jueves . Cuídate.
    Un abrazo.

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  5. ¿Sabes? Mi padre, a modo de uno de esos apelativos con los que los padres se refieren a sus hijos, me llamaba 'gorrión' cuando yo era pequeñito.
    Con la perspectiva que me da la vida ahora, como adulto, me parece algo de lo más tierno.

    Muy bonito texto, Kena.

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    1. Es muy bello lo que me has compartido. Seguro también tienes la sabiduría de esas aves. Beso enorme.

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  6. Que lindo octubre, que lindos los gorriones y me encanta como escribes.

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    1. Tengo la fortuna de disfrutar cada año de la compañía de los gorriones que van en libertad. Te envío un saludo enorme.

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  7. Me has recordado con esta reflexión un verso de alguno de mis poemas: / tal vez no aprendí que días estarán los pájaros más tranquilos para conversar / pero tal vez no sabre esto hasta que mis alas estén listas para acender/
    ...pues siempre me detuve a pensar en la sencilla libertad de las aves, pienso que si pudieran hablar y si no temieran tanto al hombre serían sabios, magníficos sabios qué nos darían los mejores consejos para vivir en libertad, para no dejar enjaular nuestros sentimientos ni nuestras sensaciones... Qué hermosa reflexión kena, te felicito ❤️

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