El lado izquierdo.
Aún no se aleja la luz ni tampoco los necios que se empeñan en no dejarnos solos.
Estamos tú y yo. Me gustaría verte sonreír como lo solías hacer antes de que algo cambiara entre los dos sin siquiera darnos cuenta.
No es necesario que lo menciones, yo lo sé. Aquí y en este momento termina todo. Ya no hay tiempo para hablar y tampoco hay tiempo para arrepentimientos. Me miras, sabiendo que no cambiará ni un ápice la expresión de mi rostro.
Esta realidad es más terrible que cualquier pesadilla que pude tener o imaginar.
Comienzo a recordar fragmentos de mi vida. Recuerdo las promesas hechas, las palabras perdidas y todos esos sueños que dejamos para un “mejor momento”.
Quisiera pedirte que me lleves lejos de todas esas miradas que no dejan de estar puestas en ti y en mí.
Me miras, sé que todo está perdido. Te acercas lentamente y besas mis labios secos.
Colocas una flor roja en mi cabello. Me miras una vez más, como si esperaras un milagro, una palpitación en mi lado izquierdo.
Sí, aquí termina todo.
Inmóvil, envuelta en mi silencio, me quedo con la flor roja mientras te alejas de mi féretro.
Texto: Kena Rosas.
©Todos los derechos reservados.
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