Miedos y desapariciones. Segunda parte.

 


  Uno puede ayudar a que alguien acabe con sus miedos, pero uno no puede enfrentar los miedos en nombre de alguien más. 

  En estos días me siento susceptible pues han desaparecido de mi vida, en un lapso más o menos corto, familiares, amigos e intensos afectos. Unos murieron y otros se fueron distanciando, quizá un poco extrañados de haberme querido alguna vez.

  Nunca ha sido sencillo hacer una lista de desapariciones pues, para hacerla, se debe aceptar primero la pérdida. 

  En esa lista de desapariciones descubrí que lo que consumió a Fara fue lo mismo que consumió a familiares, amigos y amores. Lo que los mató o los alejó no fue accidental. 

  El alcoholismo o un infarto prematuro parecen fáciles de explicar cuando se ignora que existe un motor interno que los alimenta. Ese mismo motor, esa energía que los consume y desgasta, es también lo que alejó de mi vida a esos grandes afectos. Su miedo fue más profundo que la resonancia que yo ejercía en sus vidas.

  Me veo obligada a hacer las preguntas inevitables: ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Por qué provocarse una gastritis y morir de ella? ¿Para qué permitir que se acumulen las pérdidas? ¿Por qué enzarzarse en esa lucha sin fin con uno mismo?

  La respuesta es tan dolorosa como las pérdidas mismas porque alude a un lado íntimo y a la oscuridad personal que nos negamos a ver.

  En las pérdidas, el autosabotaje no es otra cosa que la incapacidad para vernos completamente. Quizá nos hace falta humildad como especie porque asumimos que la complejidad, la capacidad para integrar deseos, pasiones, alcances y limitaciones nos pone por encima de las torpezas emocionales.

  Olvidar alimentar a nuestro interior, olvidar nuestra luz provoca que el reflejo que percibimos esté fragmentado. Vemos cosas que no son.

  Existen dos opciones: consumirnos o decidir salir.

  Cada quien es responsable de liberarse de sus miedos y de las construcciones del espíritu que piensa que el Universo es imperativo y furioso, empeñado en hacernos tropezar.

  Para recuperar una parte de lo perdido no queda más que reiniciar y reconocer que, a veces, vivimos atrapados en nuestras fantasías y temores.

  Reiniciar también significa enfrentar, a pesar de las dudas, cada uno de los miedos que nos devoran. 

  No hay más decisión en nuestro interior que tomar acciones.

   No hay peor enemigo que la voluntad perdida, alimentada por la idea de que la vida como la conocemos es una costumbre sin esperanza, aprendida y difícil de desarraigar.



Texto: Kena Rosas.

©Todos los derechos reservados.

Comentarios

  1. Achei perfeitas tuas descrições e colocações sobre o assunto. Li as duas postagens, e olhei para o passado sobre períodos de medos... isso de medo me parece tão intrínseco ao ser humano, que as vezes mesmo seja necessário, parece que se eleva - no fim das coisas - uma repetição, como um vício. Abraço e boa semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Oi! Obrigado por visitar o meu blog. É difícil enfrentar nossos medos, mas temos a última palavra para decidir sobre nós. ☺️ Um grande abraço para você também!

      Eliminar
  2. Buenos consejos Kena. Solo de nosotros depende el que reiniciemos. Y si es para mejorar adelante. Ahora es un tiempo que lo tenemos más difícil porque stamos alejados de lo que más nos importa, familia y amigos, pero no imposible.
    Alejandro Magno decía...No hay nada imposible para el que se atreve .
    Atrevámonos a seguir caminando.
    Buen viernes. Cuídate.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, gracias por tu visita al blog.
      Sí, reiniciar es de las cosas más complicadas ya que requieren mucha paciencia y amor en el proceso.
      Respecto a estos días de incertidumbre, tenemos la ventaja de tener herramientas para comunicarnos y no sentirnos tan solos. Sé que no van a sustituir la cercanía pero deseo que pronto volvamos a una normalidad que nos permita abrazarnos de nuevo. Te envío un saludo enorme desde este lado del mundo. 💕

      Eliminar
  3. A veces, sólo necesitamos una bocanada de aire fresco al estar sumergidos en un mar de incertidumbre, solo hay que aferrarse a conseguirlo. Y seguir adelante.
    👏👏👏👏👏
    Alets

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El segundo ciclo.

Soles.

Lo eterno.