Sueño.
Lo soñé buscándome.
Las preguntas son inútiles cuando se trata de sueños: no hay lógica que ayude, no hay quien dé una dirección precisa.
Las personas que se cruzaban en mi camino me decían una y mil veces que él me estaba buscando.
Sentí que algo muy grande estallaba en mi pecho. Era felicidad pero también era miedo.
Y el miedo fue mayor conforme caminaba por calles que no conocía. Más y más extraños me repetían aquellas palabras que se clavaron en mi cerebro: "Te está buscando, te está buscando".
Él no me encontró en mi sueño.
Desperté con algo alojado en mi pecho. Sé que era miedo y era, sin duda, cierta especie de desasosiego.
No pude evitar que su recuerdo se pegara a mi sombra.
Mi consciencia quedó perdida en alguna parte entre aquella búsqueda y el hueco, irremediable, que ha dejado su ausencia.
Texto: Kena Rosas.
©Todos los derechos reservados.
No sabía que escribías tan bonito, wooow
ResponderEliminarMuchas gracias, Moira. Beso enorme hasta ese lado de la pantalla.
EliminarLindo relato. 👏
ResponderEliminar