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Mostrando entradas de noviembre, 2020

Penumbra.

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  Los días de otoño son más cortos conforme se va posando el frío en ellos.    El invierno adelantado tal vez nos regalará alguna tarde clara, de rayos tibios sobre la mesita blanca de la cocina.   Respiro este otoño casi extinto mientras la noche va cayendo.   Te siento, te pienso, te imagino justo antes de que la luz desaparezca y el viento vuelva a teñir de hielo mi corazón y, quizá, tu sombra. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Olvido.

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  Ya no recuerdo tu voz, no tengo referencia de su tono, no recuerdo su sonido.   Olvidé la textura de tu piel, ya no recuerdo el lugar exacto del lunar en tu espalda.   Pero recuerdo los besos con sabor a café, las historias de tu infancia, el puente al lado de la fuente del parque, la forma en la que entrecierras los ojos cuando tu risa se convierte en una gran carcajada.   Recuerdo tu mirada, la serenidad de tu rostro y la forma en que te despediste la última vez que nos encontramos.   No sé si recuerdo lo banal, no sé si recuerdo lo importante.   Mi memoria hoy parece ensombrecida.   No he olvidado esos días contigo donde no hacía falta un "siempre", donde nunca nos hizo falta un "jamás". Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Osadía.

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  Quizá, sin saber, cada día voy tentando a la suerte: al tiempo en que ya no quiero buscarte, deseo encontrarte siempre. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Colores.

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    Probablemente ésta es la última lluvia del año.   No lo negaré, la lluvia me gusta por su sonido y esa sensibilidad que me despierta. Sí, ella es uno de mis pretextos favoritos para contar historias.   En esta habitación, que representa mi universo, me mantengo atenta al arrullo que producen las gotas al chocar contra las baldosas y las hojas de las plantas del jardín.   Dicen que cada uno ve la lluvia de la tonalidad que su humor dicta.   Y yo sé que, desde hace mucho, no conoces el color de la lluvia que esta noche veo caer desde mi ventana. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Encuentros.

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  Morfeo es un dios generoso. A veces me escucha y teje ilusiones que me llevan a ti.    A tu cabello se han añadido algunas canas y un par de arrugas cruzan tu frente. Has cambiado muy poco en lo físico o quizá es que te tengo atrapado en mis recuerdos, en esa otra vida donde fui sirena y construimos castillos de arena junto al mar.   Así de raros son los sueños.   Nunca se sabe en qué momento traerán de vuelta a las personas que tomaron un sendero distinto. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Pertenencia.

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    Antes de nacer, tu nombre fue escrito en las líneas de mis manos.   Mi corazón, hecho gorrión, batió las alas sin descanso hasta tu encuentro. Se amolda a tus manos buscando calidez. Palpita con tu calor hasta quedarse dormido en la calma que ofrece tu presencia.   Eres hogar y refugio, sabiduría y consejo.    Eres amor que nutre, permanece y acompaña.    Eres trayecto y destino.   Eres realidad.    Eres mi fortuna.   Eres mi sueño.   Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.

Confesiones.

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    Has perdido la llave que permite atravesar mi silencio.   La esperanza, necia, nos anima a mantener las promesas hechas. Y aquí, en este exilio elegido, recobro fuerzas y encuentro la paz necesaria para pensar profundamente en nuestros secretos.    ¿Es posible recuperar el camino?   Esta parte que te ama, espera quieta. Repasa de memoria los ritos construidos, nuestras tardes de alfajores, las noches de café, las charlas interminables y tu voz que proporciona calma.   Sé que permaneceremos así, inamovibles, hasta encontrar la llave perdida y recuperar el aliento entre mutuas confesiones omitidas. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.