Deuda.
Las hojas absorben la tinta de las cartas que esperan a ser enviadas. En medio de las horas y en los kilómetros que nos separan, encuentro consuelo imaginando tu andar diario. Te veo absorto en textos que cuentan historias que nos son ajenas. Te tengo presente, Fabio. Tú también vives en mis palabras. Nos esperan los paseos con el aroma de las flores de naranjo en primavera. Aguardo por aquellas tardes que se convertirán en noches. Beberemos juntos el café de la mañana. Nos debemos la pasión, la sincronía y lo cotidiano que nos traerán los días. En todo esto pienso, Fabio. ¿Ahora me crees cuando digo que deseo tu regreso? Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.