Corazón.

Dicen que el tamaño del corazón corresponde al del puño. ¿Cómo puede ser eso? Si en ese órgano están guardados los sentimientos, ¿cómo es que en ese espacio que lo limita pueden sentirse mundos enteros? Quizá, su profundidad no se encuentra en sus medidas sino en los latidos que dan y constituyen vida. Mi corazón siente y vuela libre, fiel a su naturaleza agreste resistiéndose a ser enjaulado. Hablo con él, le doy advertencias que no siempre desea oír. Mi corazón a veces responde diciendo que desea obtener estabilidad, sabe que eso es solamente una ilusión porque el cambio es continuo. Somos seres en constante evolución, nos guste o no. Mi corazón, aunque de tamaño pequeño, no anhela el descanso, es eficaz en su trabajo y, al mismo tiempo, sueña y vuela convertido en gorrión. Él deja que se escuche claramente su canto sin quitarse de encima lo que siente, ni siquiera el amor. Texto: Kena Rosas. ©Todos los derechos reservados.